domingo, 12 de abril de 2015

Mujeres policías argentinas ganan respeto(1)

Mujeres policías miembras del Ministerio de Seguridad de Argentina. 
Cuando ingresaron a sus fuerzas de seguridad, Marina Faustino y Silvia Miers eran minoría y para imponerse entre los hombres había que “hacerse la mala”. Ahora, gracias a una política de equidad de género, hay cada vez más mujeres policías en Argentina, combatiendo prejuicios sexistas, además del delito.

La vocación de Faustino, quien a los 39 años  es principal (cargo anterior a subcomisario) de la Policía Federal Argentina, comenzó cuando era adolescente. Ella admiró a su padre, entonces policía en activo de esa fuerza.

“Yo veía desfilar a mi papá y quería ser como él. Pero él me decía: ‘la policía no es una pasarela’”, contó Faustino, quien fue modelo de adolescente.
Faustino consiguió entrar a la PFA, contra la resistencia de su padre. “Decía que era una institución machista, que iba a sufrir, que a la mujer no la tenían en cuenta”, recordó Faustino. Y de hecho no faltó el sufrimiento desde que a los 20 comenzó los dos años de instrucción.
“En esa época las mujeres policías experimentadas usaban pelo corto. Había que parecerse a un varón y yo decía: yo no me veo así, yo soy femenina, que respeten mi identidad, mi condición”, detalló, al explicar porque nunca se cortó su cabellera.
Pasaron muchos años para obtener ese respeto. En la policía “existía un profundo sentido de misoginia”, señaló la abogada especialista en derechos humanos Natalia Federman quien fue entre 2010 y diciembre de 2014 la primera directora nacional de Derechos Humanos dentro del Ministerio de Seguridad, y desarrolló su estrategia de género.
El proceso comenzó con la designación por la centroizquierdista presidenta Cristina Fernández de Nilda Garré (2010-2013), la primera mujer como ministra de ese despacho, quien dictó la prohibición de restricciones o topes en el acceso femenino a las cuatro fuerzas policiales nacionales y sus escuelas, dependientes de Derechos Humanos.
Además, en ese periodo también se instruyó la aceptación de efectivos y oficiales de travestis, transexuales y transgénero. Además Garré emitió una orden de respeto de la identidad de género en todas las instancias y actuaciones de las cuatro policías, como parte del combate a conductas homofóbicas y transfóbicas.
La estrategia instituida por Federman, denominada “Construyendo Instituciones Sensibles al Género”, fue considerada en 2014 como una de las mejores en su ámbito por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y reglamentó también asuntos como la licencia de maternidad y lactancia.
“Buscamos conformar una cultura institucional democrática”, que promoviera la equidad de género y los derechos humanos en el área de seguridad. Simultáneamente, se colocó la  violencia de género “como un tema central de la seguridad ciudadana”, explicó Federman.
En 2011, su equipo realizó una encuesta interna para detectar las “limitaciones simbólicas o reglamentarias” que excluían a las mujeres de determinados cargos.
El sondeo mostró que “37.7 por ciento de las mujeres y el 55.1 por ciento de los hombres opinaba que los varones están más capacitados para las tareas de prevención, contención y seguridad en manifestaciones”.
Miers, quien llegó de la Fuerza Aérea a la Policía de Seguridad Aeroportuaria, enfrentó esos estereotipos.
Hoy la PSA es la fuerza nacional con mayor porcentaje de mujeres, 38 por ciento del total de efectivos,  seguida de la PFA con 23 por ciento de mujeres oficiales o suboficiales, Gendarmería Nacional con 18 por ciento y Prefectura con nueve por ciento.
Pero la situación era muy diferente cuando Miers comenzó su carrera y como responsable de una mayoría de hombres tuvo que mostrar “extrema seriedad” y “dureza”, para hacerse respetar.
“Todos me recuerdan como la más mala de todas”, dijo la ahora inspectora de la PSA, con 80 personas a su cargo.
“No queda otra alternativa, si una daba un poquitito de confianza o simpatía, era considerada la que andaba con todos, o la que llegó a determinado espacio laboral porque estuvo con un jefe”, agregó la oficial de 38 años.

Lea Mujeres Policías, Página 2.  

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