sábado, 21 de diciembre de 2013

Argentina: inversión y deserción universitaria(2)


Universidades, parte 2.

Argentina, hoy con más de 40 millones de habitantes, destina 6.5 por ciento del PIB a la educación nacional en general, con lo cual se ubica junto a Brasil como los dos países más destacados en la materia en América Latina, salvo el caso excepcional de Cuba que pasa el 12 por ciento, según datos de comparativos de 2010 de la Unesco.
Deserción dura de roer
El ingeniero Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda, contó que desde la creación de ese centro en 2009 se inscribieron más de 6,000 alumnos, de los cuales, según subrayó, alrededor de 300 son extranjeros.
Este centro de altos estudios ofrece 25 carreras entre las de pregrado, de dos años de duración, tecnicaturas, licenciaturas y cursos de posgrado. “No nacimos para competir con las grandes universidades, sino para complementarlas”, definió Calzoni.
De ahí que, en lugar de ofrecer la carrera de medicina, que se dicta en universidades cercanas, ofrezca tecnicaturas y licenciaturas en enfermería, por ejemplo. También hay estudios de turismo, deportes y recreación, ingeniería informática y diseño, entre otras áreas.
Pero Calzoni alerta sobre la persistencia de la importante deserción de estudiantes pese a los tres seminarios de ingreso que dicta este centro, “para lograr un nivel mínimo que evite el fracaso en el primer año”. Los alumnos y alumnas tienen, además, parejas de tutores y profesores auxiliares de apoyo.
“Aún así, 47 por ciento se nos cae”, admitió. “Del total de inscriptos, la mitad no se reinscribe en el segundo semestre”, informó. Sin embargo, el rector confía en que algunos son jóvenes que cambian de carrera o de universidad, o que se van y luego recomienzan.
En ese curso de ingreso, la Universidad de Avellaneda hace una encuesta, de la cual surgió el dato de que 84 por ciento de los matriculados provienen de familias de jefes de hogar no universitarios, o sea que constituyen una primera generación en la educación máxima.
Calzoni señaló además que se funciona en un área geográfica en la que había una demanda insatisfecha. Eso se ve en la edad de los inscriptos. El primer año de apertura, el promedio de edad fue de 34 años.
“Eran personas que en otro momento no habían podido acceder y que ahora vieron la oportunidad, quizás por un tema de distancia”. Ese promedio de edad fue bajando paulatinamente a 28 y actualmente está en 24 años, agregó.
Mientras, Gill subrayó que la política de inclusión también permite actualmente la incorporación de alumnos hipoacúsicos o con otras discapacidades, además de una gran cantidad de jóvenes procedentes de países del resto de América del Sur.
“Vienen de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú”, precisó. “Argentina tiene un modelo de educación superior único en acceso.
Entre los datos generales más relevantes figura que “80 por ciento de la matrícula general universitaria del país corresponde a las estatales”, aunque la oferta privada es muy importante, con 49 centros distribuidos en distintas partes del territorio nacional, con oferta muy diversa también, puntualizó el secretario de Políticas Universitarias.


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