sábado, 8 de septiembre de 2012

Inmigrantes vecinos buscan futuro en Argentina(1)



El migrante Isidro Méndez asegura que los nuevos edificios en Argentina fueron hechos por paraguayos, quienes llegaron a este país cargando la ilusión de un futuro mejor.

Méndez, de 60 años dirige una empresa constructora, es uno de los centenares de miles de extranjeros que han llegado recientemente a Argentina, en parte por la recuperación económica y el consecuente aumento del empleo desde mediados de la década pasada. Ello frenó la expulsión de nacionales e impulse la inmigración desde el resto de América del Sur, especialmente de Paraguay y Bolivia. Si bien no es un fenómeno nuevo, sí lo es el notable incremento que adquirió en este lapso. 

Un aspecto básico fue la facilidad para radicarse, dispuesta por el gobierno centroizquierdista del hoy fallecido Néstor Kirchner (2003-2007), antecesor del de su esposa, Cristina Fernández. 

"Nosotros sabemos sufrir", resume el paraguayo Méndez, quién con solo 17 años emigró a Argentina. Aprendió a trabajar como obrero de la construcción, y ahora, como patrón, tiene decenas de compatriotas a su cargo levantando viviendas individuales y edificios.

"El Impacto de las Migraciones en Argentina", un estudio presentado este mes por la Organizacion Internacional de las Migraciones, indica que 77 por ciento de los extranjeros residentes en Argentina son originarios de otros países sudamericanos. 

Vienen sobre todo de los limítrofes Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, así como de Perú. Entre 2001 y 2010, años de realización de censos, la cantidad de sudamericanos en Argentina creció de un millón a 1.4 millones, los cuales han sido "casi plenamente absorbidos por el mercado laboral", sostiene la OIM.

Los datos indican que 39 por ciento de esas personas proceden de Paraguay, sumaban 325,000 en el censo de 2001 y más de 550,000 en 2010. Los varones se emplean principalmente en la construcción y las mujeres en el servicio doméstico. 

"Todos los que vienen hoy de Paraguay trabajan", asegura Méndez. "A los argentinos, el polvo y la pala les da asco. Y si llueve y hay que vaciar camiones de bolsas de cemento, como me pasó hoy, seguro que harían huelga", agrega irónicamente. 

El estudio de la OIM señala que entre 2003 y 2010, la construcción en Argentina tuvo un crecimiento anual de productividad de 14 por ciento. 

La segunda comunidad de sudamericanos es la boliviana, que reúne a 25 por ciento de la nueva inmigración en 2010. En 2001 eran 231,000 los procedentes de ese país, mientras que en 2010 llegaron a más de 345,000 y su ocupación mayoritaria se da en la producción fruti- hortícola y el comercio. 

Numerosas familias de bolivianos arriendan tierras en los distritos de los alrededores de las ciudades para proveerlas de frutas y verduras, señala la OIM. También se ubican en la industria textil y de calzado. 

Estos dos colectivos nacionales provienen principalmente de las capas más bajas de las sociedades de origen y cuentan con escaso nivel de instrucción. En el caso de los paraguayos radicados en Argentina, 59 por ciento llegaron solo con estudios primarios, mientras que 43 por ciento de los bolivianos apenas culminaron ese ciclo. 

La mayoría de los paraguayos se emplean en forma precaria, sin que puedan realizar los aportes al sistema de seguro de salud y provisional. Pero acceden a servicios públicos de sanidad y educación y a transferencias de ingresos del Estado. 

Entre los 1.4 millones de sudamericanos residentes en Argentina también hay 14 por ciento de chilenos, 11 por ciento de peruanos, ocho por ciento de uruguayos y tres por ciento de brasileños. 

Juan Artola, representante regional de OIM para Suramérica, confirmó que los inmigrantes llegan a Argentina "porque hay trabajo y porque hay una legislación que les permite acceder a la residencia con relativa facilidad". 

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