sábado, 8 de septiembre de 2012

Inmigrantes vecinos buscan futuro en Argentina(2)




La tradicional inmigración de países limítrofes se aceleró en los años 90 a raíz de la Ley de Convertibilidad, un régimen cambiario impuesto por el gobierno de Carlos Menem (1989-1999) que mantuvo el peso (la moneda nacional) a la par del dólar por casi una década, facilitando el ahorro en la divisa. 

Pero ese régimen no tenía una base sólida y terminó colapsando a fines de 2001. El peso sufrió una profunda depreciación, mientras la economía sucumbía junto al gobierno de Fernando de la Rúa (1999- 2001). 

La imparable pérdida de empleos y el consecuente incremento de la pobreza, que llegó a afectar a más de 50 por ciento de los entonces 38 millones de argentinos, empujaron a decenas de miles al exterior y también a miles de inmigrantes a sus lugares de origen. Igualmente, la mayoría de los extranjeros permanecieron en el país. 

Susana, quien prefirió mantener su apellido en el anonimato, dijo que ella es de Perú. Llegó a Argentina "en la época de Menem" sin papeles y trabajó en el servicio doméstico en forma precaria por varios años. 

Con la crisis y la devaluación de 2002 se le hizo difícil seguir enviando dólares a Perú para la manutención de su hija. Pero logró legalizarse. Sus empleadores comenzaron a hacerle aportes y en 2008 trajo a su hija a estudiar a la estatal Universidad de Buenos Aires. 

En su caso, los trámites de radicación realizados a partir de la nueva legislación facilitaron mucho su estabilidad laboral y la reagrupación familiar. 

Argentina derogó en 2003 una norma de la dictadura (1976- 1983) sobre la radicación de extranjeros y sancionó una nueva ley que reconoce la inmigración como un derecho humano. 

La norma facilita los trámites, reconoce a los inmigrantes el derecho a acceder a servicios de salud y educación, prohíbe que se les niegue atención a quienes carezcan de radicación y elimina la obligación de los funcionarios de denunciarlos. En 2006 se lanzó además una campaña denominada Patria Grande para el acceso de extranjeros a la residencia temporaria aứn sin contrato de trabajo. Solo se accedía con el documento nacional y el certificado de carencia de antecedentes penales. 

"Evidentemente, aquí muchos encuentran mejores posibilidades de trabajo. Aứn cuando se inserten, en forma precaria, pueden formalizarse luego si tienen los papeles de radicación", explicó Artola. 

Artola destacó que "ningún otro país de América del Sur recibe la proporción de inmigrantes que recibe Argentina". "Es un país que además nunca deportó, siempre fue abierto, y donde el mercado laboral creció mucho desde 2003". 

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