domingo, 27 de marzo de 2011

Museo de Ejutla documenta Guerra Cristera(1)


Por J. Alfredo Santana
Parte 1 de 2.

Un importante museo, poco conocido localizado en Ejutla, un poblado de la región sudoeste del estado de Jalisco en México, a 175 kilómetros al sur de Guadalajara, presenta en tres salas pasajes históricos de la zona, que entre otras perlas expone datos, material, e imagenes de las persecuciones oficiales y muertes a civiles y párrocos cristianos y católicos a manos del gobierno del entonces general Plutarco Elías Calles, durante la Guerra Cristera.

El Museo de Ejutla, inaugurado el 13 de marzo del 2008, fue nombrado en honor a Rodrigo Aguilar Alemán, un párroco mártir de la Guerra Cristera. El murió ahorcado en un árbol de mango en la plaza del pueblo, a manos de los gendarmes que lo capturaron el 29 de octubre de 1927.

Rodrigo Aguilar fue cura del poblado llamado Unión de Tula, ubicado a 22 kilómetros al oeste de Ejutla. De ahí huyó a Ejutla para refugiarse de los federales, donde fue encontrado.

“San Rodrigo Aguilar Alemán tiene una estatua, una tableta con sus datos, y un retablo cercados en el mango donde murio,” dijo Ignacio Cisneros, un estudiante del seminario católico que alberga el museo.

En 1992, Rodrigo Aguilar Alemán fue beatificado en Ciudad El Vaticano, y el 21 de mayo del 2000 fue canonizado por el papa Juan Pablo II.

Guerra Cristera
El periodo de la Guerra Cristera duró oficialmente de 1926 a 1929, cuando Plutarco Elías Calles decidió aplicar el artículo 130 de la constitución del país, que permitió al gobierno federal controles más severos hacia los seguidores, y practicantes de la religion católica.

Calles fue presidente de México de 1924 a 1928. Sin embargo, el continuó siendo el hombre fuerte, o gobernante de facto en el país hasta 1935, en un periodo conocido como El Maximato. Calles era general antes de convertirse en presidente. También fue el fundador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), que al poco tiempo se convirtio en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La Guerra Cristera comenzo en la región norte de Jalisco. Rápidamente se expandió al sur del estado, a la capital Guadalajara, y a los estados vecinos de Zacatecas, Guanajuato y Michoacán. Hubo ocasiones en que las masacres incluyeron a mujeres y niños que se encontraban en zonas a ser “despoblacionadas”.

Sin embargo, las muertes de los creyentes católicos, o “Cristeros” en particular no cesaron cuando las persecuciones terminaron oficialmente. Tanto Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, quienes fungieron como presidentes durante los 1930s, fueron títeres de Elías Calles.

Durante todo los 1930s, gobiernos estatales y locales, en manos del PRI, continuaron las persecuciones, debido a que no hubo una verdadera “tregua” oficial. También porque el artículo 130 llamaba a excluir cualquier educación que fuera “ no laica” o eclesiástica, y a sus practicantes.

Miles murieron asesinados frente a sus casas, ante la mirada de esposas e hijos. Datos no oficiales establecen que hubo varios miles de muertos durante esos años. Se ha contabilizado que unos 500 líderes cristeros, y otros 5,000 seguidores murieron a manos de la armada y policías mexicanas.

Las persecuciones terminaron de verdad solo cuando el general Manuel Ávila Camacho, un militante priísta que era católico, se convirtio presidente a partir de 1940. Ya para ese entonces, cientos de miles de personas habían desertado esas regiones. Miles huyeron rumbo a los Estados Unidos.

En ese periodo, México contaba con alrededor de 15 millones de habitantes. Se estima que hasta un cinco porciento de esa población, o unas 750,000 personas emigraron a ciudades estadounidenses como Los Angeles, San Diego y hasta Chicago, huyendo de la persecución.

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