viernes, 18 de diciembre de 2015

Argentina apuesta por cambio en política económica(2)


La vicepresidenta argentina Gabriela Michetti, en silla de ruedas, junto a Juliana Awada, esposa de Mauricio Macri.  
Cambio, Página 2. 
El cambio en Argentina y las crisis de Brasil y Venezuela, con vertientes políticas y económicas, apuntan a una probable oleada en América Latina de gobiernos escorados a la derecha, liberales o neoliberales, con prioridad a la economía más que a las políticas sociales de sus antecesores.
Son situaciones distintas. En Venezuela, con su economía en virtual colapso, “mi temor es que el chavismo moribundo tenga un desenlace no democrático, ante la fragilidad del presidente Nicolás Maduro, mientras en Brasil el cambio será seguramente democrático”, vaticinó Azambuja.
En esos tres países del lado Atlántico “no administraron adecuadamente la política económica, con bajas inversiones, baja tasa de ahorro y capacitación tecnológica y no supieron desarrollar políticas para ampliar, en lugar de disminuir, el consenso. Así se redujo decisivamente la capacidad de evitar avances liberales”, admitió Vigevani.
Brasil sufre una recesión económica desde fines de 2014, agravada por una inflación que se acerca al 10 por ciento al año y un déficit fiscal que asusta a inversionistas. A todo eso se sumó un escándalo de corrupción que golpeó la petrolera estatal Petrobrás e involucró todas las grandes constructoras brasileñas y medio centenar de políticos.
Además, la campaña electoral que culminó con la reelección de la presidenta Dilma Rousseff en octubre de 2014 se hizo con un grado de violencia sin precedentes en confrontaciones y acusaciones que destruyeron posibilidades de diálogo y negociación.
En consecuencia las contradicciones entre el discurso electoral y la práctica de gobierno quedaron tan enfáticas que le restaron legitimidad y popularidad a la presidenta, aprobada por menos de diez por ciento de los entrevistados en las últimas encuestas y amenazada de inhabilitación.
La pugna en que se convirtió la actividad política hizo inviable mayorías estables y por ende el ajuste fiscal, que exige la aprobación de recortes de gastos públicos y aumento de impuestos en un parlamento amotinado.
Así se prolonga la crisis económica que el oficialismo atribuye al cuadro internacional adverso y la oposición a errores del gobierno en los últimos años.
 “Los resultados económicos son factores importantes” de ese vuelco que favorece  candidatos conservadores. “Pero además de las crisis y la recesión, hay problemas teóricos de fondo a ser enfrentados, para los cuales tampoco los liberales tienen respuestas, resultando un equilibrio, incluso en el caso argentino”, analizó Vigevani.
“El distributivismo sin capacidad de inversión, de innovación y adecuación del sistema productivo no es suficiente, aunque es necesario”, acotó.
Subestimar o conducir mal las cuestiones económicas parece ser un “talón de Aquiles” de  gobiernos dichos de izquierda o populistas en América Latina.
Esa maldición no alcanza a gobernantes que, aun siendo “distributivistas” y “bolivarianos”, adoptaron políticas económicas ortodoxas, como Evo Morales, en el poder en Bolivia desde 2006,  y Rafael Correa, quien gobierna  Ecuador desde 2007.
Por otra parte, no parece posible a los nuevos y futuros gobernantes, incluso los liberales, eliminar o siquiera reducir los programas sociales con que los gobiernos “populistas” sacaron millones de familias de la pobreza. Macri ya anunció que los mantendrá.
Todo indica que es una dimensión que se incorporó a la política regional, mientras persista la pobreza y la desigualdad social en niveles considerados inaceptables, como ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos en la que pese a las políticas de inclusión sigue siendo la región más desigual del mundo.


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