sábado, 21 de julio de 2012

Divisiones de fondo en sindicatos argentinos(1)




En un contexto de incertidumbre económica y elevada inflación, el sindicalismo de Argentina, lejos de cerrar filas como aconseja la situación, sigue su proceso de fragmentación y desde este jueves 12 ya son cinco las centrales que se reparten a los trabajadores organizados.

La Confederación General del Trabajo (CGT), que hasta hace poco se mostraba con mucha fortaleza al agrupar a la mayoría de los sindicatos, quedó ahora dividida en tres sectores que se disputan el nombre de la central creada hace mas de 80 años y afín al gobernante Partido Justicialista (peronista) desde su nacimiento a mediados del siglo XX. 

Las disputas, que se aceleraron en las últimas semanas, giran en torno a la cercanía o lejanía política de los dirigentes respecto del gobierno de Cristina Fernández, del ala centroizquierdista del peronismo, en momentos en que la actividad económica se enlentece. 

A esa fragmentación de la CGT hay que sumarle la división en dos que sufrió en 2010 la Central de los Trabajadores de la Argentina, que también se debió a las posturas de sus dirigentes respecto del gobierno, pese a que es un conglomerado de tendencia centroizquierdista ajeno a la tradición peronista. Nació en 1991 como otra escisión de la CGT a impulsos de dirigentes que se oponían a la política neoliberal del gobierno de Carlos Menem (1989-1999). 

"Estas fracturas no tienen un origen económico ni laboral, sino que son exclusivamente políticas, y van a complicar las negociaciones por mejoras salariales", señaló el sociólogo Ernesto Kritz, experto en temas laborales. 

Para Kritz, de la consultora SEL, "la fragmentación en un contexto inflacionario puede incrementar las demandas sindicales, porque, si están desunidos cuando uno consigue un aumento, el rival va a tratar de obtener un poco más". 

En Argentina, la tasa de inflación anual según el estatal Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) es de 9.8 por ciento, pero esa medición es cuestionada por la oposición política y social desde 2007, cuando una intervención directa del gobierno desplazó a las autoridades de entonces. 

Datos que publican consultoras privadas, como el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, vinculado a la CTA, ubican la inflación actual en torno a 22 por ciento anual. 

Esto generó una aceleración de la puja salarial entre empresarios y los trabajadores que pugnan por aumentar sus ingresos de manera de mantenerlos actualizados frente al incremento de los precios de la canasta básica. 

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