lunes, 14 de febrero de 2011

Un mal silencioso que se lleva nuestras vidas


José Alfredo Santana
Segunda de una serie.

Un misterio que mi padre llevó consigo en sus últimos años, el que parecía lo llevaba controlado, le ganó la guerra que debió pelear mejor.

Mi padre José Santana Díaz fue diagnosticado en el 2002 con alta presión sanguinea. Su doctor de cabecera le advirtió a mi padre, en ese entonces a sus 67 años, que el estrés urbano, combinado con fricciones maritales lo podrían “acabar” en tres meses, si no adoptaba cambios radicales en su estilo de vida.

Así pues, mi padre opto por el divorcio, y se mudo a un suburbio de Los Angeles, donde vivio, hasta enero 29 del 2011, con un ritmo de actividades que incluyeron viajes al extranjero, visitas a su casa de campo en un poblado llamado Ejutla, en México, y una dieta alimenticia que incluyo verduras, jugos de frutas, y carnes de pollo y otras.

También incluyeron rutinas de caminatas casi a diario de unas dos millas por sesión.

Si bien, el detestaba las comidas con exceso de grasa, guisos con manteca, y comidas por el estilo, al parecer no tomo las medidas necesarias totales para desalojar a su organismo del mal que le acecho al final. Su autopsia revelo que el partio por “un masivo ataque al corazón”, causado por el bloqueo total de las dos arterias que circulan sangre por este organo.

Mi padre nunca sufrio un ataque cardiaco en su vida. El único que tuvo fue tan severo que lo vencio.

Y es que el colesterol es un mal que todos lo empezamos a “alojar” desde nuestra adolescencia, cuando nuestro fisico tiende a crecer, y a tornear los últimos ajustes en crecimiento y densidad osea.

Entre varones latinos, en particular, he vivido la experiencia de estar “socializando” con licor, cervezas, y bebidas embriagantes, que, tarde o temprano, vierten sus malignos efectos en el cuerpo en formas de alta presion sanguinea, ataques cerebrales, y otros daños.

Si a esto le agrego que muchos latinos comemos carnes rojas, y de cerdo desde jovenes, algunos de nosotros, en mayores cantidades que otros, estamos cargando una bomba potencial de tiempo, al dejar rastros de grasas y colesterol inamovible en nuestras venas y arterias.

Por fortuna, mi padre fue una buena persona social. Sus dotes musicales, y su diestra habilidad para tocar guitarra acústica le consigno muchas amistades, la mayoría de ellas para bien. Igualmente, eso le llevo en varias ocasiones a pasarse un poco de tragos, y de beber sodas en demasia.

Son factores complejos, que si bien, muestran porque una persona puede tener complicaciones cardiacas a partir de los 50 años, también demuestran que estas personas deben de cambiar hábitos, o costumbres alimenticias, para no perder las batallas serias por vivir con una salud digna en la etapa madura de la vida.

El doctor Leonardo Ortiz, quien practica medicina general, y atiende a personas adultas en su consultorio de Eagle Rock, dijo que los ataques cardiacos son la causa número uno de muerte entre los adultos en los Estados Unidos.

Ortiz mencionó que las siguientes causas de muerte prematura son los embolios, o ataques cerebrales, diabetes, el mal de Alzheimer y el mal de Parkinson, y la osteoporosis, o porosidad de los huesos.

“Como humanos debemos de dejar de comer carnes rojas y pollos, porque estos tienen altos contenidos de grasas y colesterol. También debemos eliminar las sodas de dieta; pero todas las sodas son malisimas”, indico Ortiz, quien nacio en Ecuador.

Un estudio presentado en la Semana Internacional de Ataques Cerebrales, hace una semana, sugiere que las sodas dieteticas estan ligadas al aumento de presión sanguinea en todas las personas. Si las personas buscan injerir liquidos para bajar de peso, la solución es simple: beber agua natural.

“Cuando una persona es detectada con alta presión sanguinea, ya no hay vuelta atrás: debe de someterse de por vida a tomar dosis diarias de medicina para adelgazar la sangre, y para ayudar a limpiar impurezas causadas por el colesterol, cafeína, carnes, etc”, dijo Ortiz, quien, entre otras escuelas, estudio medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara, y tiene por lo menos 15 años trabajando con pacientes de habla hispana en Los Angeles.

“Y cuando las personas se empiezan a sentir bien, o se empiezan a olvidar de tomar su medicina, es cuando el riesgo de ataques al corazón se vuelve mayor”.

Ortiz indico que el fumar es un hábito tan maligno para incrementar la presión arterial, como lo es comer grasas animales, contenidas en los huevos de gallina, la leche y la carne aviar. Por igual, es muy malo comer sal, ya que esta retiene líquidos, y complica el proceso de detoxificación natural interna.

Ortiz asevero que el organismo humano se beneficia, y combate los males de alta presión sanguinea al injerir compuestos de Omega 3, encontrados en los pescados de carne blanca. También importantes son el consumir vitamina D, y frutas y compuestos de granada. Igualmente, una dieta rica en legumbres, vegetales y frutas son la clave para combatir los males coronarios.

“En estos momentos, la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard está llevando estudios clínicos que tienen como meta establecer que estos compuestos y vitaminas, combinados con la granada tienen el potencial de eliminar por completo cualquier riesgo producido por comer productos que sean causantes directos de la alta presión sanguinea”, dijo Ortiz. “Estos alimentos, combinados con aceites de oliva, de uva, el consumo de granos y el hacer ejercicio tienen el potencial para lograr una muy mejor calidad de vida”.

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