Con el triunfo del demócrata Barack Obama, la supuesta ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia parece estar más lejos que nunca, ya que el presidente electo manifestó su oposición al acuerdo, además de aunarse a la caída de los mercados de bienes raices y financieros.
La gota que derramó el vaso en el caso de Colombia para el Partido Demócrata, que controlará la proxima sesión legislativa del congreso federal, es el escándalo colombiano de las ejecuciones extrajudiciales de civiles inocentes a los que militares y policías disfrazaron de guerrilleros o paramilitares.
La justicia en Colombia investiga a cuando menos 27 militares, ya destituidos de sus cargos, por haber sacado a jóvenes de sus hogares con falsas ofertas de trabajo para asesinarlos horas después. Ellos fueron mostrados como “bajas” por las fuerzas de seguridad pública en “acciones exitosas” contra la insurgencia izquierdista o contra milicias de la ultraderecha.
Estos hechos refuerzan la imagen de Colombia, para los demócratas, como un país donde se cometen violaciones a los derechos humanos, laborales, civiles y sindicales.
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