viernes, 13 de enero de 2012

Laberinto por busca de migrantes desaparecidos(1)


En un trance que parece no tener fin, con el dolor y la angustia de no saber qué pasó a sus seres queridos, mujeres centroamericanas y de este país recorren México en busca de respuestas y justicia por parte de las autoridades.

Son las madres y esposas de migrantes que fueron secuestrados por grupos criminales en su camino hacia Estados Unidos. Son las que además de la zozobra, padecen el laberinto burocrático de funcionarios judiciales y de migración que no se hacen responsables del paradero de sus familiares.

La directora de la no gubernamental Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), Ana Lorena Delgadillo, dice que ellas son las "víctimas indirectas" de la violencia en contra de las personas migrantes en México.

Son las que se convierten en el sostén económico de sus hogares y encabezan la búsqueda de sus familiares, pese al riesgo que implica indagar delitos del crimen organizado en colusión con autoridades policiacas y migratorias.

De acuerdo con la estatal e independiente Comisión Nacional de Derechos Humanos, en promedio cada mes 1,600 migrantes son secuestrados en México.

En su búsqueda de los desaparecidos, las mujeres acuden a todas las autoridades, pero su reclamo es ignorado, acusa Delgadillo en entrevista.

La también abogada detalla que junto con comités de madres y familiares centroamericanos, ha documentado la desaparición de migrantes en México desde abril del 2011.

¿Cuál es el papel de las madres y esposas de personas migrantes desaparecidas, en la búsqueda de sus familiares?

Las centroamericanas, como las mexicanas, enfrentan las mismas dificultades, sólo que las de Centroamérica no tienen documentos migratorios y les resulta más costoso desplazarse desde sus países de origen.

"La constante es que sus hijas, hijos o esposos migraron por necesidad, viven en condiciones de pobreza, en las que la única alternativa es migrar porque no hay trabajo en sus comunidades.

"Cuando pierden el contacto con sus familiares ellas asumen el rol de proveedoras, y pese a las limitaciones económicas comienzan la búsqueda de respuestas, de justicia ante autoridades absolutamente descoordinadas, ciegas e insensibles a la problemática", denuncia la activista.

Agrega que ellas deben sortear obstáculos como su escasa formación escolar y capacidad económica.

"Una de ellas me decía que no sabía cómo le iba a hacer para ir a la capital, que le dan miedo los carros. Sin embargo se ven obligadas a enfrentar un mundo que para ellas es desconocido y sin ningún tipo de apoyo gubernamental", precisa.

Delgadillo detalla que la barrera más importante para estas mujeres es el "desinterés" de las autoridades y su "total descoordinación". Advierte que "no hay claridad sobre cuál es la instancia que se va a encargar de esclarecer las desapariciones de migrantes".

"Si su familiar salió de Querétaro (estado central), las autoridades locales le dicen que vaya al lugar a donde el migrante se comunicó por última vez", narra la abogada.

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