El mexicano Pablo Rodríguez, que reside en Estados Unidos, ocupa un escaño del parlamento del estado de Zacatecas, en el centro de su país, gracias al trabajo de organizaciones de emigrantes que han luchado por años para recuperar los derechos políticos perdidos al cruzar la frontera.
La conquista de Rodríguez, en las elecciones generales de julio en Zacatecas, conforma un esquema que se repite en otros estados mexicanos, como Michoacán y el Congreso legislativo federal.
"Los emigrantes han logrado una acción más social y política de presencia en sus comunidades, donde son un interlocutor ante los poderes locales. Eso lleva a que puedan incidir en otro tipo de políticas públicas", explicó Alejandro Canales, profesor de la estatal Universidad de Guadalajara.
El fortalecimiento de las organizaciones de inmigrantes y el análisis de su impacto en sus comunidades de origen formaron parte de la agenda de la Acción Global de los Pueblos (AGP) sobre Migración, Desarrollo y Derechos Humanos. Este foro fue llevado a cabo en la Ciudad de México este Noviembre en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La AGP, que reúne a unos 1,500 representantes de entre 120 y 150 organizaciones de todo el planeta, abordó también temas como indicadores estratégicos sobre las migraciones, derechos humanos, cambio climático, políticas públicas y redes y organizaciones.
Las agrupaciones de inmigrantes han ejercido influencia para que los gobiernos de sus respectivas naciones presten más atención a quienes se trasladan, especialmente sin documentos, a otros países.
En el mundo había a fines de 2009 unos 214 millones de emigrantes que ese año enviaron 414,000 millones de dólares a sus países de origen, según estadísticas de la ONU. Una tercera parte se ha desplazado de países del sur a naciones industrializadas.
"Están interesados en aportar para fortalecer las organizaciones en sus comunidades y fomentar sus derechos sociales y políticos", dijo la nicaragüense Lis-Marie Alvarado, coordinadora de Jóvenes en la no gubernamental We Count (Nosotros Contamos), con sede en el sudoriental estado estadounidense de Florida.
We Count aboga por los derechos de los inmigrantes y pertenece a la Florida Immigrant Coalition, que aglutina a más de 10 organizaciones dedicadas a esa misma labor.
Pero en otros países no se ha avanzado tanto. En Nicaragua no se puede sufragar desde el extranjero ni los emigrantes pueden ser elegidos, mientras que los dominicanos sí pueden votar en el exterior.
"No se ha conseguido mucho, salvo el voto en el exterior. Hay interés de los emigrantes, pero no se ha logrado una organización fuerte", indicó Magaly Troncoso, representante del Dominican Development Center, con sede en la oriental ciudad estadounidense de Boston, y también asistente al foro global.
En Estados Unidos viven unos tres millones de dominicanos, especialmente en las ciudades de Nueva York y Boston.
jueves, 25 de noviembre de 2010
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