viernes, 5 de noviembre de 2010
En Argentina, surgen fábricas de solidaridad(1)
El colapso financiero y político de 2001 multiplicó en Argentina la cantidad de empresas abandonadas en un mar de deudas por sus dueños, muchas de las cuales luego fueron reactivadas por sus trabajadores. Hoy, con la economía ya en expansión, la autogestión se afianza como alternativa.
Las empresas recuperadas por el sistema de autogestión ya suman 205 y sus trabajadores son 9,362, según un estudio publicado este mes. Datos que revelan un notable crecimiento respecto de 2004, cuando sumaban 161 las unidades con 6,900 operarios.
¿Cómo es que un fenómeno que emergió como una tabla de salvación tras el colapso económico de 2001, en lugar de apagarse crece y se afianza en épocas de bonanza?", se le preguntó al coordinador de esta investigación, Andrés Ruggeri.
"Los trabajadores aprendieron que la autogestión es una alternativa posible para poner la empresa a producir. Eso antes era impensable, pero ahora la experiencia se incorporó a su caja de herramientas como una salida viable", respondió.
La investigación, titulada "Las Empresas Recuperadas en la Argentina. 2010", fue realizada por un vasto equipo de estudiantes voluntarios del Programa Facultad Abierta de la estatal Universidad de Buenos Aires coordinados por Ruggeri.
El objetivo fue aportar datos para la elaboración de políticas que consoliden y mejoren la autogestión de los trabajadores, se explica en el propio trabajo, que consistió en un profundo cuestionario en las empresas gestionadas colectivamente.
Si bien en la historia argentina hay antecedentes de empresas quebradas que fueron luego reabiertas por los operarios, eran casos aislados. Pero con la crisis económica, que tuvo su punto más crítico a fines de 2001, se propagaron en los más diversos rubros.
En ese crecimiento de las empresas autogestionadas aparece una gran variedad de actividades, como fábricas de alimentos, metalúrgicas, textiles, frigoríficos, fábricas de calzado, de plástico, de cerámica, vidrio, caucho, empresas gráficas, de transporte, gastronómicas, de salud y hasta un hotel deluxe.
Son producto de la fuga de empresarios que desaparecían de la noche a la mañana dejando tras de sí cuantiosas deudas y fábricas vaciadas, en muchos casos en forma fraudulenta. Muchas de esas empresas ahora volvieron a producir y hasta lograr exportar de la mano de los trabajadores que habían quedado sin empleo y con decena de salarios impagos.
Los trabajadores, en su mayoría, forman cooperativas y deciden en asambleas el destino y la gestión de las firmas, mientras reciben asesoramiento y apoyo de otras empresas recuperadas y también del Estado. Otros países latinoamericanos viven experiencias similares. Según el programa, hay 69 fábricas recuperadas en Brasil, una treintena en Uruguay, 20 en Paraguay y cada vez más en Venezuela. Algunas empiezan a verse en España.
Los investigadores señalan que en el contexto de la recuperación económica muchos creyeron que estas unidades habían mermado y que sólo sobrevivían como testimonio de una época. "Nada más lejos de la realidad", advirtió Ruggeri.
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