Un bebé se estrelló en el piso cuando su padre, que lo llevaba en brazos, fue asesinado en México. Otro de dos años vio desde su carrito cuando mataron a seis adictos en un centro de rehabilitación, entre ellos su madre. A otro, de tres años, su madre nunca lo reclamó en la guardería.
Son el rostro más oscuro de la guerra mexicana contra los cárteles criminales del tráfico de drogas: una cantidad indeterminada de huérfanos, que se cuentan por miles, aunque no hay una cifra oficial.
Sólo en Ciudad Juárez, en la línea fronteriza con Estados Unidos, las organizaciones de la sociedad civil los sitúan en 10,000, considerando que en tres años y medio han sido asesinadas más de 5,500 personas, que en 70% de los casos tenían entre 18 y 45 años.
Si se extrapola ese cálculo a la cifra nacional, de 25,000 muertos, con un promedio de dos hijos por adulto, la cifra es escalofriante: unos 30 mil huérfanos habría dejado hasta ahora la estrategia contra el narcotráfico del gobierno conservador de Felipe Calderón
"Sabemos que son miles, pero nadie tiene idea de cuantos son ni dónde están", dijo Nashieli Ramírez, coordinadora general de la no gubernamental Ririki Intervención Social, y una de las voces más reconocidas en México en el tema de la infancia.
"No sabemos si están con sus familias extendidas (abuelos, tíos) o en la calle", dijo la experta, quien aclaró que el oficial Sistema Nacional de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) tiene una estructura muy limitada para atender a esta población.
La contabilización de los casos, dijo, se tiene que hacer a través de las procuradurías de justicia de los 32 estados mexicanos, que son quienes llevan el registro de los muertos. Pero no están capacitadas para atender y canalizar a los huérfanos, precisó.
En Ciudad Juárez, por ejemplo, hubo más de 2,600 personas asesinadas en 2009, pero el DIF de su estado, Chihuahua, sólo tiene el registro de 8 niños huérfanos durante ese año, de los cuales dos fueron dados en adopción, de acuerdo con la dependencia oficial.
"El DIF no tiene manos para extender sus redes de atención y menos cuando la población afectada es tan alta", dijo Ramírez.
Las historias se reproducen. Una trabajadora de una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social en Ciudad Juárez contó que hace uno meses tuvieron el caso de un niño de tres años y medio al que su madre no buscó a la hora del cierre.
"Tratamos de distraerlo y horas después una compañera de trabajo de la mamá llegó y nos dijo que la habían balaceado; quería llevárselo pero no podíamos dárselo. Si no es la persona autorizada hay que entregarlos a las autoridades según el reglamento", narro la trabajadora, quien pidio no ser identificada.
Finalmente, su padre fue por él, y como la guardería sólo brinda el servicio a niños a cargo de sus madres, el niño no regresó. "No supimos que fue de él, ni si tuvo alguna atención", dijo la educadora.
domingo, 8 de agosto de 2010
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