"Nuestra actividad consiste en convocar a personas de la tercera edad con vocación y deseo de leer cuentos", explicó Natalia Porta, coordinadora del programa. Las mujeres son capacitadas por personal especializado en literatura para niños y se las asesora sobre cómo usar la voz, los gestos y otros recursos.
Una vez preparadas, las "abuelas" visitan una misma escuela en Resistencia, la capital de Chaco, y las localidades de sus alrededores, donde viven unas 400,000 personas, de las cuales el 60% son pobres. Van a escuelas públicas y particulares de enseñanza preescolar, elemental y secundaria.
"Llevan alimento espiritual para miles de niños con carencias varias, aborígenes, de barrios periféricos y comunidades marginales", sintetizó Porta. "Muchos no tienen cama, mesa de luz, libros ni una abuela que se siente junto a ellos de noche a leerles un cuento”, añadió. “Ellas compensan esa falta”.
"La fundación siempre enfocó la lectura como un tema clave del desarrollo, y además como un derecho", explicó. Por eso el programa fue seleccionado por la Cepal junto a otras 19 experiencias latinoamericanas. Si obtienen algun premio regional, este les permitirá solventar gastos de transporte y de un lugar donde guardar los libros.
En el programa “Abuelas” el objetivo es "promover la tradición de la lectura intergeneracional en la infancia", precisó Porta. Pero, al mismo tiempo, logran dar un nuevo significado al papel de mujeres mayores que están retiradas del mundo laboral y encuentran una nueva motivación en el contacto con los niños.
"Hay abuelas que tienen 80 años o más, pero vienen con gusto", asegura 'la abuela' Orellana. "Nadie nos obliga. Es una relación de amor que va y vuelve, los chicos nos quieren, nos abrazan, la escuela nos recibe con cariño también, y nos muestran que los niños están cada vez más interesados en la lectura".
El programa evalúa los resultados obtenidos mediante encuestas en las escuelas cada seis meses, pero además, la fundación está en contacto con las autoridades de la institución para supervisar el desarrollo del plan. Los profesores y maestros aseguran que el beneficio para los niños es muy alto y las abuelas afirman que para ellas también.
La idea fue transferida a otras 20 ciudades del nordeste del país y de otros países de América Latina. Pero además, el Ministerio de Educación de Argentina, con asesoramiento del mismo Giardinelli, lanzó en 2008 su propio programa "Abuelas y Abuelos Leecuentos", con más de 700 voluntarios que leen a 200,000 niños y niñas en 62 ciudades de distintas partes del país.
Muchos de los niños que participan de estos programas "nunca o muy raramente" tuvieron la oportunidad de que algún familiar les lea un cuento, y ahora, por su nueva experiencia, comienzan a pedirlo en casa.
martes, 24 de agosto de 2010
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