Un protestante conta los "fondos buitre" en Cleveland, Ohio. |
Argentina se enfrenta a Estados Unidos en la Corte Internacional
de Justicia de La Haya porque un tribunal de Nueva York bloqueó el pago que el
gobierno argentino acordó en 2005 y 2010 con la mayoría de sus acreedores, lo
que resalta la necesidad de un mecanismo internacional para los países que caen
en quiebra.
Mejor aún sería un plan monetario mundial
sostenible que evite la necesidad de la quiebra soberana.
Argentina cayó en un mar de deudas tras años de políticas
económicas neoliberales impuestas por el Fondo
Monetario Internacional (FMI). La grave crisis de 2001 la
arrojó a la mayor suspensión de pagos de una deuda soberana de la historia
mundial.
En 2005 renegoció la deuda que mantenía con la
mayoría de sus acreedores con un recorte de 70 por ciento, a la que siguió otra
restructuración de los bonos argentinos en 2010. Pero los llamados fondos
buitre, ultra especulativos, que habían adquirido los bonos argentinos a
precios rebajados, reclamaron el pago integral.
El fondo Elliott Management, del
estadounidense Paul Singer, pasó más de 10 años intentando que Argentina pagara
casi 1,300 millones de dólares de bonos soberanos. Este fondo obtendría unos
300 millones de dólares por los títulos que, según el gobierno argentino,
adquirió por 48 millones.
La mayoría de los acreedores aceptaron el pago
con una pérdida de 70 por ciento, pero Elliott Management ganaría un beneficio
de 600 por ciento sobre su inversión.
En junio de 2014, la Corte Suprema de Estados
Unidos rechazó la apelación a la orden de un tribunal de Nueva York, presidido
por el juez Thomas Griesa, que bloqueó el pago de los demás acreedores hasta
que los fondos buitre recibieran el suyo.
Ese dictamen llevó a Argentina, según algunas
calificadoras de riesgo, a un nuevo impago, parcial, que sería el segundo de
este siglo y el octavo desde 1827. Pero el gobierno de la presidenta Cristina
Fernández niega que tal default (suspensión de pagos) exista, dado que
depositó los vencimientos de junio en un banco fiduciario y fue esa entidad la
que no los entregó a los acreedores.
El 7 de agosto, Argentina solicitó a la Corte
Internacional de Justicia de La Haya que tomara medidas contra
Estados Unidos para dirimir la disputa.
¿Quién tiene la culpa? Los grandes medios
financieros del mundo la atribuyen a la mala gestión fiscal de Argentina, pero
Buenos Aires destaca su cumplimiento escrupuloso con todos los vencimientos de
la deuda reestructurada.
La culpa radica más bien en los fondos buitre
y el sistema judicial de Estados Unidos, que insisten en un pago exorbitante
aunque eso signifique poner en peligro al mecanismo internacional de solución
para los países insolventes.
Si los acreedores saben que unos pocos fondos
buitre rebeldes son capaces de provocar la suspensión de pagos, es poco
probable que lleguen a un acuerdo con otros países insolventes en el futuro. La culpa también yace con el FMI y el sistema
bancario internacional por no proponer un mecanismo justo de solución para los
países en quiebra.
Lea Fondos, parte 2.
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