domingo, 30 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
martes, 18 de junio de 2013
Aumentan protestas en Brasil(1)
A pocas horas del comienzo del torneo de fútbol Copa FIFA
Confederaciones Brasil 2013, movilizaciones sociales que tomaron las calles de
siete ciudades del país para protestar contra el aumento de las tarifas del
transporte público fueron fuertemente reprimidas por la policía.
El motivo de las marchas, que en los últimos
días protagonizaron miles de personas, fue el costo del pasaje de autobús
urbano, que en São Paulo pasó de tres a 3,20 reales (de 1,40 a 1,50 dólares) y
en Río de Janeiro de 2,75 a 2,95 reales (de 1,28 a 1,38 dólares).
Las mayores concentraciones tuvieron lugar en estas dos ciudades
emblemáticas de Brasil. En la capital paulista, la primera marcha ocurrió el 6
de este mes y otra el jueves 13, organizadas por el Movimiento Pase Libre.
Las protestas estuvieron marcadas por la
represión de la policía, que usó bombas de gas lacrimógeno, gas pimienta y
balas de goma para intentar dispersarlas. Decenas de personas resultaron
heridas por los disparos, mientras que más de 230 fueron detenidas.
También Río de Janeiro fue escenario de más de
una protesta en la noche del jueves 13, tres días después de la primera
realizada en la ciudad. Las autoridades policiales justificaron la represión en
que se trató de controlar actos de vandalismo.
Para Amanda Castro, de 27 años y formada en
relaciones internacionales, la protesta en Río fue una demostración de
democracia.
“Estaban reunidos integrantes de varios
movimientos, feministas, sin techo, además de jóvenes estudiantes, y la clase media
también apoyó”, dijo Castro.
“Todo eso se despertó por el aumento de las tarifas de los
autobuses, pero es una coyuntura política de aumento de los precios, de
especulación, debido a los próximos encuentros deportivos, como son la Copa
Mundial de la FIFA (Federación
Internacional del Fútbol Asociado), en 2014, y los Juegos Olímpicos de 2016”,
añadió.
Castro acompañó toda la marcha, que se
concentró al caer la noche en la católica Iglesia de la Candelaria, en la zona
central de la ciudad, y siguió por una de las principales avenidas hasta la
plaza de Cinelândia. Los manifestantes continuaron en dirección a la Asamblea
Legislativa y siguieron rumbo a la estación de trenes Central do Brasil.
“Fue un movimiento pacífico, pero cuando
estaba cerca de la Central ya había vándalos, la policía avanzó y comenzó la
confusión. La policía empezó a correr encima de todo el mundo, lanzando gas
lacrimógeno para dispersar. Tuve que huir, hasta respiré gas pimienta. Había
clima de tensión”, recordó la joven.
Castro describió que había jóvenes vestidos de
negro y encapuchados que incendiaron latas de basura.
“Era un grupo anarquista y punk que incendió
basura y quedó fuera de control. Pero fueron excepciones, pequeños grupos de
adolescentes que causaron confusión”, afirmó.
Para Castro, el aumento del precio del boleto fue apenas el
disparador. Las masas fueron influenciadas por los recientes acontecimientos en
Turquía, donde miles de personas protestaron en la plaza Taksim de
Estambul, inicialmente en defensa
de uno de los pocos espacios verdes de la ciudad. Luego fueron cobrando un
fuerte tinte político y de crítica a la falta de consulta popular y contra la
violencia permitida por el gobierno.
En Brasil, “las personas salieron a las calles para oponerse a
ese modelo desarrollista que el gobierno predica”, y con los ejemplos de
Turquía y de la Europa en crisis, “están viendo que es posible luchar y hacer
historia”, sostuvo Castro.
Aumentan protestas en Brasil(2)
Alexandre Rizzo, de 45 años, que participó en
gran parte de la protesta en Río, señaló que hacía muchos años no asistía a
grandes movilizaciones como las que han ocurrido en estas últimas semanas. La
última vez había sido en 1984, en ocasión de la campaña popular por el voto
directo en el fin de la dictadura (1964-1985), en el mismo local donde tuvo
lugar la manifestación de esta semana.
“El objetivo de la violencia policial es
intimidar a la población. En la próxima marcha voy a ser precavido. Es obvio
que quedamos preocupados con la violencia”, dijo Rizzo.
Pero esta vez la violencia policial no fue suficiente para
intimidar a los manifestantes. Ya se fijó una próxima marcha para el 21 de este
mes, el mismo día en que se jugará en el famoso estadio de Maracaná un partido
de la Copa
Confederaciones.
El centro de Río de Janeiro amaneció el viernes 14 con señales de
depredación. Por lo menos 2,000 personas participaron de la protesta.
La Prefectura informó que un monumento y 143
mobiliarios urbanos fueron depredados durante una manifestación con decenas de
paradas de autobuses y vidrieras destruidas, así como baños públicos y
contenedores de residuos.
Según el diputado estadual Marcelo Freixo, del Partido
Socialims y Libertad (PSol),
el principal foco de las protestas es la crítica a la política de transporte en
buena parte de las ciudades brasileñas.
Es importante que el debate sobre la insatisfacción a propósito
de la política de transporte “se profundice en el parlamento. La abrumadora
mayoría de esos jóvenes salen a las calles por un motivo justo”,
declaró Freixo
en un discurso en la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro (Aleri).
“Setenta por ciento de
los habitantes de Río de Janeiro se trasladan en autobús; eso es un atraso. Hay
un grado de sumisión del poder político a los intereses económicos”, criticó el
legislador.
En un comunicado oficial, la Alerj manifestó
su apoyo a las movilizaciones sociales, pero rechazó los actos de vandalismo
cometidos.
Ya Amnistia Internacional defendio una solucion pacífica para el impasse entre
manifestantes y autoridades, e incluso criticó la violencia contra los
periodistas que cubrieron los hechos. Según la Asociacion Brasileña de Periodismo Investigativo, por lo menos 15 periodistas fueron heridos por
la policía durante la manifestación en São Paulo. La entidad condenó los
ataques a la prensa y llamó a castigar a los responsables de las agresiones
físicas contra los reporteros.
domingo, 16 de junio de 2013
Homenaje a un padre inmigrante
Por Alfredo Santana
Hoy, Día de los padres en Estados Unidos, es justo
reconocer la labor y sacrificio de las personas a quienes uno mira desde pequeño
como los líderes del hogar y quienes en
muchas ocasiones deciden el destino de sus familias al migrar a este país en
busqueda de un futuro estable.
Nunca olvidaré el día que, después de vivir tiempos de
crisis económicas al terminar la década de los 1980s, mi padre José Santana Díaz
decidió buscar en Estados Unidos un nuevo comienzo tanto económico cómo médico
para sus siete hijos e hijas, dos de ellos con una enfermedad congénita que
hace los huesos quebradizos llamada Osteogénesis Imperfecta.
Yo tenía 17 años y en ese entonces vivía en Guadalajara,
Jalisco, una ciudad donde en 1988 las vísperas del globalismo se mostraban de
maneras inéditas en dos formas: en el comienzo de modelos de gobierno neoliberales
en latinoamérica, que abrieron los mercados a la legalización de importaciones de productos
estadounidenses a países como México, y de paso permitieron el “dumping” o vertedero
de mercancias chatarra producidas en China, lo que dañó irreparablemente la producción
local en la manufactura de bolsos para damas y la industria textil.
Y la otra, en el también comienzo de olas de emigración urbana
a Estados Unidos de ciudades que historicamente
eran receptores de migrantes de regiones rurales. Ese fue el caso de Guadalajara
hasta alrededor de 1990.
Mis padres tienen
familiares y amistades con migrantes del estado de Jalisco que han vivido en Los
Angeles y Chicago desde los 1920s. Jalisco
es un estado tradicionalmente católico, también conocido como uno de los
iniciadores de la inmigración al norte.
Legiones de inmigrantes provienen de poblados como Ejutla, pueblo
donde nació mi padre, al que nunca dejó de visitar por lo menos esporadicamente mientras vivió en Guadalajara
o en Los Angeles. Él llegó a tener hasta cuatro o cinco bienes raíces en su
pueblo, y fue cuando comenzaron devaluaciones de la moneda e hiperinflación que
optó por vender y mudarse de país.
Mi familia se apegó a la ley de inmigración aprobada por
Ronald Reagan y el Congreso americano en 1986, conocida como IRCA, y bajo el
formato de unión familiar mis padres, quienes se casaron al civil en Los
Angeles en 1967, pudieron establecerse como residentes de este país y lograr la
aceptación de sus hijos como migrantes documentados.
Me acuerdo que él y mi madre tuvieron que comenzar con nada mientras
mi familia vivió en un apartamento de dos habitaciones por casi un año entre
1988 y 1989. El trabajaba en construcción, mientras mi madre laboraba en
talleres de costura y limpiaba casas y apartamentos.
Esto sucedió mientras mis hermanos comenzaban sus estudios,
y empezaban a vivir la transición a escuelas elementales y preparatorias
completamente en inglés en Los Angeles. En Estados Unidos todos los menores de
18 años tienen que ir a la escuela y no deambular por las calles o parques durante
el día, de otra forma la policía los interroga, y puede haber represalias.
Pero fue hasta 1991 cuando mi padre consiguió un trabajo de
vendedor de juguetes y recuerdos para turistas del zoológico y el observatorio
de la ciudad en el Parque Griffith, que pudo conseguir una vivienda mejor para
nosotros.
Fue una casa semi-abandonada de tres recámaras y un patio
grande con árboles frutales que daban buena sombra, y hasta con espacio para
estacionar varios coches.
Él se encargó de recomponerla y hacerla habitable de nuevo.
En el parquet trabajaba hasta 12 horas diarias, algunas
veces los siete días de la semana. Mi madre le comenzó a ayudar en las ventas,
y algunas de mis hermanas le acompañaban los sábados y domingos al trabajo, que
incluía la venta de globos, sombreros y lentes nocturnos.
A pesar de que fue trabajo muy duro, también creo vivió los
mejores años de su vida con la familia en Los Angeles, estuvimos juntos en un
mismo hogar, compartiamos la comida, y todos cooperabamos para nuestro sostenimiento y crecimiento.
Durante estos años, mi padre se encargó de conseguir
tratamiento médico para Ernesto y Olimpia, los enfermos con Osteogénesis
Imperfecta, y les inscribió en escuelas accesibles para personas que usan sillas de ruedas.
Sin embargo, su jefe le exigía cuentas diarias y
constantemente le instaba a buscar nuevas formas de aumentar ventas y no dejar
ir clientes sin mercancia que costaba entre uno a cinco dólares por pieza. Más
de una vez estuvo cerca de dejarlo.
“Era una pesadilla trabajar con él frente a uno”, me dijo sobre
su jefe Bernie Kestler, un judio que creó un organismo sin fines de lucro para
salvar a mascotas de la calle. “Casi igual era hablar por teléfono con Bernie.
Eran maratones de una o dos horas sin poder dejar la bocina, él proponiendome
nuevas ideas de cómo expandir el organismo y generar mejores ingresos y yo
tratando de ver cómo evitar sospechas de inspectores y policías en esos lugares”.
Igualmente, mi padre tuvo que mejorar mucho su inglés, pero
también logró iniciar tratamientos médicos para mis hermanos en hospitales
especializados, compró un minivan para transportarlos a sus citas y salir de
paseo, y estuvo al tanto de sus
necesidades hasta años después que decidió con mi madre comprar una casa.
Aunque no era muy apegado a hablar de sus ingresos, me
comentó sólo que hizo buen dinero cuando llegó a tener control total de las consesiones
en esos sitios.
Ello lo hizo mientras yo y mis hermanos desarrollabamos
personalidades independientes a su manera de ganarse la vida. Por su parte, mi
padre seguía conciente que cumplía con su trabajo de proveedor de casa y pilar
de apoyo individual y colectivo.
A dos años de su partida, creo es justo rendir una homenaje
en su obra y nombre.
Es un gran día para honrar a mi padre, y a muchos como él que
valientemente decidieron dejar sus tierras natales en pro de mejorar a sus familias
y sembrar en sus hijos semillas de perseverancia y honestidad, aunque en estos
tiempos post-recesión yo siga sus pasos y tenga que comenzar de nuevo para lograr un futuro mejor.
sábado, 15 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
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