By Alfredo Santana
La navidad y el arribo del 2013 traerá consigo renovados
brios para inmigrantes y ciudadanos de los Estados Unidos, el nuevo acuerdo
fiscal que se espera se logre antes del 1 de Enero, y esperanza para personas
como José Domingo, un indocumentado que lleva años sin ver a su esposa e hijos, quienes viven en
Tijuana.
Domingo trabaja en el campo de la construcción y renovacion
de viviendas en Los Angeles desde el 2003, y conduce camionetas para cargar materiales
como maderas, sacos de cemento, varillas, muebles de cocina, azulejos y otros,
aún sin tener licencia de manejo.
Espera
que el presidente Obama cumpla su palabra y comience a trabajar con el Congreso estadounidense un plan migratorio para personas como él, después de solventar el “abismo
fiscal”, situación que amenaza con aumentar los impuestos de todas las personas
en este país el primer día del 2013.
Yo conocí a Domingo en el 2009, cuando cuando empezó a construir
un cuarto bodega en la parte posterior de la casa de mi madre, para luego
reconstruir el balcón frontal, y después rehacer la habitación de mi hermana
Olympia.
Datos del Departamento de Seguridad Nacional indican que viven en este país unas 13 millones de personas indocumentadas, 11 millones de ellos migrantes de México.
El diario The Los
Angeles Times publicó una historia el 7 de diciembre, donde indica que la
administración Obama planea lanzar una campaña en enero para legalizar a miles de
indocumentados, con posibles
preferencias para personas que tengan estudios de preparatoria, o en universidades
del país.
El reportaje menciona que los repúblicanos en el congreso
favorecen medidas que facilite la migración permanente de estudiantes que viajaron visados con ese propósito, ya que
al termino de sus estudios universitarios se devuelven a sus paises de origen.
Hace unas semanas, Domingo me visitó en la casa de mi madre, y me contó que su camioneta anterior, una Ford F150 del año 1999, le fue decomisada en un camino de las Montañas Big Bear, al norte de Los Ángeles, después que un policía de caminos lo detuvo por cargar varillas que colgaban fuera de la cama del automóvil, sin tener una pañoleta o bandera roja amarrada para alertar a los demás autos.
Domingo, un ciudadano de México, iba a trabajar a una casa que está
construyendo en las entrañas de las montañas, y tuvo que vaciar sus materiales
a un lado de la carretera antes que la policías se llevaran remolcada en grúa su
camioneta.
“Los policías acá en California, y en Estados Unidos no te
paran por ser latino, o tener la piel morena”, dijo Domingo, quién ya había
sufrido el decomiso de su troca dos veces por no traer licencia de conductor. “Sólo
te detienen cuando cometes una infracción vehicular. Te lo digo porque ellos me
han detenido antes, me explican lo sucedido, y resulta que es cierto”.
Pero si Domingo tuviera documentos de residencia, igualmente
tendría acceso a una licencia del Departamento de Motores y Vehículos de
California. Al manejar sin ella, personas como él se arriesgan a que les
decomisen sus carros, según el Código Vehicular del estado.
Esta vez optó por
dejarla en el estacionamiento del Highway
Patrol y no pagar cerca de $2,000 dólares
para recuperarla, ya que dijo “estaba maltratada, y tenía muchas millas de
trabajo”.
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