Los dos hermanos del empresario y su padre fueron secuestrados en noviembre de 1976 en la norteña provincia de Santiago del Estero, donde la familia tenía 25,000 hectáreas de campos y cabezas de ganado. Casi simultáneamente, Alejandro Iaccarino y su madre fueron capturados en Buenos Aires.
"Entraron siete personas armadas al garaje del edificio donde vivíamos y nos llevaron", contó el empresario. Los padres fueron liberados en unos días, pero los tres hermanos estuvieron detenidos 22 meses en 14 centros de detención diferentes.
Al principio les informaron que estaban "a disposición del PEN" (Poder Ejecutivo Nacional), una figura que daba cierta legalidad a los prisioneros del régimen. Pero, para el traspaso de bienes los pasaron a la clandestinidad, explicó su abogada.
"Es un caso increíble, doblemente grave, porque a partir de enero de 1977, con el vil objetivo de quitarles los bienes, los trasladaron a un centro clandestino de detención, la Brigada de Lanús, en la provincia de Buenos Aires", relató.
En el trámite intervino un juez, su secretaria, y una escribana que fueron al centro de detención para realizar el poder que permitiera al padre ceder los bienes, a cambio, según le prometieron, de la libertad de sus hijos.
Los Iaccarino pidieron a la escribana que tomase nota de la dirección de la Brigada de Lanús y así se hizo. Gracias a ello, está documentado que ellos firmaron ese poder ante una escribana bajo secuestro.
"El daño físico, moral y patrimonial que nos infligieron es inestimable", recordó Alejandro Iaccarino.
"Teníamos siete empresas que funcionaban perfectamente, los balances lo acreditan. Habíamos logrado introducir tecnología y fortalecer toda la industria láctea de seis provincias del noroeste", destacó.
La persecución había comenzado sutilmente antes de los secuestros, cuando advirtieron que el estatal Banco Provincia, intervenido por la dictadura, comenzaba a cortarles el crédito para forzarlos a vender campos a precio vil.
"El gerente del banco, que nos conocía, nos decía que estábamos en una lista negra. Después supimos que teníamos siete personas dentro de nuestras empresas haciendo inteligencia para la dictadura", reveló.
También descubrieron que uno de los que intentó comprarles un terreno agrícola era sobrino del ministro del Trabajo (1979-1981) y ministro del Interior (1982-1983) durante dos gobiernos militares de la dictadura.
Pero la verdadera pesadilla se inició con los secuestros. "Yo estuve tres veces al borde de la muerte. Me encapuchaban y me llevaban desnudo a una camilla, me ataban de las muñecas y los tobillos y me torturaban con picana eléctrica", contó.
Una vez cedidos los bienes, los testaferros tomaron créditos millonarios con bancos amigos y no los cancelaron. Las empresas quebraron, los bancos también, y el Banco Central remató los bienes, que fueron adquiridos por otros empresarios de buena fe.
Ahora, solo quedan dos hermanos Iaccarino, Alejandro y Carlos. Los padres murieron y el mayor de los hermanos, Rodolfo, falleció en 2009, un mes después de recibir amenazas de muerte por parte de desconocidos.
La abogada sostiene que una vez que se tenga la condena contra Bruno Trevisán y Jorge Ferranti, los policías que los secuestraron y torturaron en la Brigada de Lanús, empezará la reclamación por la reparación económica, que será este mismo año.
"Los peritos judiciales estiman que el patrimonio que les quitaron a los Iaccarino equivale hoy a unos 40 millones de dólares, y lo vamos a exigir", anticipó la letrada. La intención de sus clientes, explicó, es mostrar en el juicio "todo el circuito creado con el fin de avanzar en una política económica de depredación".
viernes, 6 de abril de 2012
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