Protestantes contra brutalidad policial en Baltimore detienen a un autobús. |
Brutalidad,
Página 2.
“Mientras que Estados Unidos reclama el manto
de los derechos humanos y critica a otros por su racismo, se convierte en el
mayor hipócrita del mundo. Sí, es el país más poderoso y puede ignorar a la
ONU, pero en última instancia, al hacerlo será ignorado”, advirtió.
Ratner recordó una instancia anterior que
demuestra la importancia que puede tener el foro mundial en este sentido. En
1951, la organización no gubernamental Congreso de Derechos Civiles presentó a
la ONU el informe “Acusamos de genocidio: el crimen del gobierno contra la
población negra”, que describía la terrible situación que vivían los
afroamericanos entonces.
“Recibió una enorme cobertura de la prensa
internacional. Estados Unidos se dio cuenta de que no podía llamarse una
democracia y sostener que era mejor que los países comunistas si el racismo
estaba tan arraigado en su sociedad. Tres años más tarde, la Corte Suprema
terminó la segregación escolar”, explicó Ratner.
“La ONU, y en particular el reciente informe
del Comité sobre la Tortura, apuntaron a defectos graves en la democracia y los
derechos humanos de Estados Unidos. Es difícil, después de este informe criticar
los derechos humanos de otros países y que no se rían de ti”, observó.
Dado que Estados Unidos ratificó la Convención
contra la Tortura, el país está sujeto a los exámenes periódicos del comité de
la ONU. Su próximo informe está previsto para noviembre de 2018. En general,
estos exámenes se realizan cada cuatro o cinco años.
Alba Morales, investigadora del programa de Estados Unidos en la
organización de derechos humanos Human Rights Watch, concuerda con que los
activistas aprovechan la atención internacional que generan estos informes para
fortalecer su trabajo local, y mencionó el caso del nefasto policia John Burge.
“Burge fue un comandante de policía de Chicago
que supervisó la tortura a cientos de detenidos en esa ciudad. Los activistas trabajaron
durante décadas” para obtener justicia “y se presentaron ante el Comité de la
ONU contra la Tortura en 2006”.
Recién cuando ese comité reclamó justicia “en
el caso el gobierno de Estados Unidos tomó medidas, finalmente acusando y
condenando a Burge de obstrucción de la justicia. Si bien ese fue el resultado
de muchos años de activismo local, el foco de atención que el informe de la ONU
generó en estos casos también contribuyó con el resultado”, opinó.
Morales dijo que la ONU puede seguir acogiendo
las voces de aquellos que sufrieron violaciones a sus derechos humanos, incluso
en Estados Unidos.
“Las familias de Trayvon Martin y Jordan
Davis,” afroamericanos asesinados en el estado de Florida en febrero y
noviembre de 2012, respectivamente, “asistieron a la última sesión del Comité
de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial”, explicó.
“Su testimonio ilustró con fuerza la
discriminación racial que persiste en Estados Unidos. Si bien ninguno de estos
comités de la ONU puede hacer cumplir una decisión” contra país alguno, su
“plataforma internacional amplifica las voces de aquellos que están trabajand
para mejorar la situación de los derechos humanos”, destacó.
Ratner señaló que la discriminación racial en
este país, respaldada por la violencia estatal, tiene una historia
profundamente arraigada que se remonta a cientos de años.
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