Médicos cubanos atienden a una paciente con ébola en Africa. |
Beneficio,
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El potencial de cooperación entre Cuba y
Estados Unidos va mucho más allá de la prevención y la derrota del ébola.
Nuevas pandemias en el futuro próximo podrían poner en peligro la seguridad
nacional, la economía y la salud pública de otros países, a la vez que
causarían la muerte de miles de personas, frenarían los viajes y el comercio y
fomentarían la histeria xenófoba. En este momento dramático, la Casa Blanca
debe pensar con claridad y creatividad.
Como el país líder del hemisferio occidental,
Estados Unidos debería proponer la creación de una estrategia de respuesta y
cooperación integral frente a las crisis sanitarias a nivel continental en la
próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Panamá en abril de 2015.
Como ya expresaron muchos países de América Latina, Cuba debe estar incluida en
esa ocasión.
Cuba desarrolló una amplia pericia médica en
el país y el extranjero, con más de 50,000 médicos y profesionales de la salud
que prestan sus servicios en 66 países. Las medidas de prevención, la detección
temprana, los controles estrictos de las infecciones y la coordinación de la
respuesta en casos de desastres naturales son partes esenciales del enfoque
cubano para cortar las pandemias de raíz.
La falta de alguno de esos elementos en los
sistemas de salud ya colapsados explica los fracasos en la gestión que
acrecentaron el impacto del ébola en África occidental.
Cuando Obama era senador y candidato
presidencial, fue uno de los mayores críticos de la política que veía a Cuba
mediante el prisma de la Guerra Fría. Ahora que es presidente, no alcanza con
que actualice la misma política de embargo que aplicaron sus antecesores. Debe
adaptar el discurso oficial de Washington sobre la Cuba posterior a Fidel: no
es una amenaza para Estados Unidos, sino un país en transición hacia una
economía mixta y una fuerza positiva para la salud mundial.
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