Humberto, página 2.
Varios años pasaron, y a mediados del 2008, le llegó un citatorio
por correo para presentarse ante un juez de inmigración, quién le explicó no
existen leyes que le permitieran aplicar por su residencia legal. Le dió una
orden de deportación voluntaria.
“Entonces me escondí, ignoré esa orden, y seguí trabajando. En ese
entonces manejaba un camión de carga en Nevada”, dijo Humberto.
Casi dos años más tarde, policías de inmigración fueron a las
oficinas de su trabajo en Las Vegas, lo detuvieron y lo echaron a México.
Estuvo algunos días en la frontera, llamó a su esposa y le explicó lo ocurrido.
Con la ayuda de un “coyote”, cruzó la frontera indocumentado, volvió a Las
Vegas y se quedó algunos meses mientras se alistaban para llevarse las
posesiones que pudieran, a sus niños y la camioneta a Colima.
Perdieron 10 años de inversión en la hipoteca y el enganche de la
casa, la que fue reposeida por un banco. Humberto estima que ahí perdió
unos $100,000 dólares.
Hoy Humberto trabaja como chofer de pasajeros en la compañía
Autotransportes Costamar, y maneja entre otras, una ruta de Guadalajara a
Colima. Pero la felonia que le acusan conlleva cárcel de tres meses, y una
multa de unos $10,000 dólares, más intereses acumulados desde el 2010. Humberto
estima que debe pagar cerca de $200,000 pesos, o unos $18,500 dólares solo por
el delito del carro americano sin licencia.
“Me están imputando cargos que son falsos, sólo porque piensan que
traté de evadir la ley. Ahora hasta el fisco me está decomisando casi el 100%
de mi cheque para pagar ese delito”, dijo Humberto, quién llevaba gafas negras
mientras conducia el autobús rumbo a Guadalajara. “Es injusto, porque fuí mal
aconsejado desde un principio”.
Ahora otro mejor abogador ha logrado le permitan a Humberto
seguir trabajando y en libertad. Sin embargo, el ex-migrante reconoce que tuvo
culpa al manejar ebrio y andar por un camino federal en un carro sin
permiso de importación en su tierra natal.
“Cometí un gran error, pero espero este abogado, u otro mejor me
ayuden a salir de estos problemas. Tenía poco tiempo de haber llegado de
Estados Unidos acá, y comenzaba a rehacer mi vida. Me confié y algunas cosas me
valieron. Ahora lo que importa es conseguir buenos abogados dondequiera uno se
encuentre”, consignó Humberto.
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