miércoles, 4 de septiembre de 2013

Dicen latinoamérica va por mayor equidad (1)


Los programas de transferencia de ingresos, que ya existen con diversas modalidades en muchos países latinoamericanos, resultan un arma más efectiva contra la pobreza y la desigualdad social que el crecimiento económico por sí solo, aseguran en su estudio dos economistas argentinos.
Con distintos nombres y alcance, estos planes sociales se implementaban en 2010 en 18 países, abarcando entonces a 19 por ciento de los alrededor de 600 millones de habitantes de la región, logrando “una disminución sustancial de la pobreza extrema y una notable caída de la desigualdad”, según el trabajo publicado por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de la estatal Universidad Nacional de La Plata en Argentina.
América Latina continúa siendo la región del mundo con mayor desigualdad entre ricos y pobres.
Elaborado por Leonardo Gasparini y Guillermo Cruces, el informe “Políticas sociales para la reducción de la desigualdad y la pobreza en América Latina y el Caribe”,  hace un recuento de las modalidades regionales de transferencia de ingresos a los más pobres y recomienda ampliar estos programas para erradicar la indigencia.
Gasparini y Cruces, director y subdirector del Cedlas respectivamente, consideran que los programas no contributivos “fueron la principal innovación” de las políticas sociales en la última década en la región.
“Las transferencias monetarias son instrumentos muy útiles como parte de una estrategia global de reducción de la pobreza y las desigualdades”, dijo Gasparini. “Son relativamente fáciles de implementar, administrar y monitorear, y tienen un impacto directo sobre el nivel de vida de los beneficiarios”.
Gasparini también destacó las ventajas de los condicionamientos de estos planes para “incentivar ciertos comportamientos, como una mayor asistencia de los niños, niñas y adolescentes a la escuela o a controles más frecuentes de salud”. Si bien “no son la solución a problemas distributivos profundos, su relevancia no debería minimizarse”, agregó.
Según el estudio publicado en marzo, aun en un escenario de crecimiento económico sostenido, programas como Asignación Universal por Hijo, en Argentina, y Beca Familia, en Brasil, “tienen un papel fundamental para lograr mejoras distributivas”.
“La región no puede depender solo del crecimiento económico, incluso si se da con pleno empleo, pues hace falta la protección social”, dice el estudio.
Con matices, los diversos planes apuntan a transferir mensualmente recursos monetarios del Estado a familias pobres o a retirados que se desempeñaron en la economía informal y, por tanto, carecen de pensiones. Entre los pobres, la mayoría exigen a cambio la asistencia a la escuela y controles sanitarios a los menores de 18 años.
El Bono de Desarrollo Humano, de Ecuador, es el que tiene mayor alcance, ya que llega a 44 por ciento de la población total de ese país. Pero Beca Familia es el más grande en términos absolutos, pues protege a 52 millones de los 198 millones de habitantes de Brasil.
A ellos se agregan Oportunidades, de México, Bono Juancito Pinto, de Bolivia, Chile Solidario, Familias en Acción, de Colombia, Avancemos, de Costa Rica, Red Solidaria, de El Salvador, Mi Familia Progresa, de Guatemala, Programa de Asignación Familiar, de Honduras, Red Oportunidades, de Panamá, Tekoporâ/ProPaís II, de Paraguay, Juntos, de Perú, Solidaridad, de República Dominicana, Plan Equidad y Asignaciones Familiares, de Uruguay, y similares en Nicaragua y Venezuela.
El plan que parece tener peores resultados es Oportunidades, por el avance de la pobreza en México, que afectaba hasta fines del año pasado a 53,3 millones de sus 118 millones de habitantes, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.  Ante ello, el gobierno revisa sus reglas de operación.

“La debilidad de origen es la concepción de que el problema de la pobreza es de falta de capacidades de la población y que lo que hay que apoyar y financiar es su aumento”, criticó Clara Jusidman, presidenta honoraria de la organización no gubernamental Incide Social.
Lea Equidad, parte 2.



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