La ONU observa el Día Internacional del Migrante exhortando a ampliar la vigencia de una convención de 1990 que protege los derechos de esas poblaciones, mientras una ola de xenofobia se extiende por Europa y Estados Unidos.
El llamado del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue dirigido sobre todo a los países occidentales, que albergan a más de 215 millones de inmigrantes y que se han negado a ratificar el tratado que los obligaría a ofrecer seguridad y protección a los trabajadores extranjeros.
"La situación irregular de muchos migrantes no los priva de su humanidad ni de sus derechos", dijo Ban al referirse al día internacional que se conmemorará este sábado 18.
La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares se firmó en 1990 y entró en vigor en julio de 2003 con la ratificación de 20 países, la mayoría de ellos fuente de trabajadores emigrantes, como Argelia, Egipto, Ghana, Marruecos, México, Sri Lanka, Turquía y Filipinas.
Entre los países occidentales que eluden este tratado se encuentran varios de los mayores receptores de población extranjera, como Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia.
En un documento de 48 páginas divulgado en la sede neoyorquina de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) pidió a los gobiernos que en 2011 se dediquen a mejorar las medidas de protección de los inmigrantes, por ejemplo ratificando la Convención.
Muchos gobiernos agravan las cosas con políticas que exacerban la discriminación o que impiden a los inmigrantes siquiera recurrir a las autoridades en busca de ayuda, dijo la investigadora de HRW, Nisha Varia, especializada en derechos de las mujeres.
Las políticas migratorias y la ausencia de protección legal ponen a los inmigrantes en mayor riesgo de abusos como explotación laboral, violencia, trata de personas, malos tratos y torturas cuando son detenidos y asesinatos, dijo Varia. Y esos países ofrecen muy pocos recursos para reclamar justicia, señaló.
La creciente xenofobia es evidente en buena parte de Europa occidental (Alemania, Francia, Italia y Suiza) y también en Estados Unidos.
Ante una pregunta sobre la caída de las remesas de dinero que los trabajadores envían a sus familias, causada en el último año por la crisis económica mundial, Varia insistió en que "los gobiernos deben proteger los derechos humanos de los migrantes sin importar que sus contribuciones económicas suban o bajen".
Además, combatir infracciones laborales muy comunes, como el no pago de salarios, tiene efectos económicos positivos, añadió.
En tiempos de penurias, la población de un país puede culpar a los extranjeros de quedarse con sus empleos, aun cuando se trate de trabajos que ella misma no esté dispuesta a ejecutar, sostuvo Varia. Por eso "los gobiernos deben hacer frente a los sentimientos xenófobos que conducen a la discriminación y a la violencia".
Según el Banco Mundial, las remesas de dinero enviadas por los trabajadores inmigrantes hacia los países en desarrollo llegaron a 278,000 millones de dólares en 2007 y a 325,000 millones en 2008. Pero en 2009 cayeron a 307,000 millones de dólares.
Los países más afectados fueron Moldavia (este europeo) Kirguistán y Tayikistán (Asia central), donde la caída de ingresos por remesas representó entre ocho y 16 % del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con el informe "Situación económica mundial y perspectivas 2011", que se divulgó parcialmente el 1 de este mes y será publicado íntegramente en la primera semana de enero.
viernes, 17 de diciembre de 2010
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