martes, 23 de junio de 2015
Mexico's organized crime halts journalists' reporting(1)
A virgin statue remained unscathed next to a window shattered by gunfire in Mexico. |
With the Mexican state offering journalists
little protection, the resultant drop in freedom of information has contributed
to a heightened sense of insecurity in the country.
Claire San Filippo, head of Reporters Without Borders’ Americas desk, said that journalists in Mexico are
self-censoring due to threats and violence, but also because violence against
journalists is rarely punished by the state.
“It is of tremendous concern for information
freedom because people are saying ‘we are not going to cover certain areas’,
fearing revenge and not trusting that the state is going to be able to protect
them.”
San Filippo says that the state bears the main
duty under international law to protect journalists.
“The state obviously has a responsibility to
protect the journalist, and to make sure that they can guarantee their
security,” she said.
“There is a mechanism to actually protect
human rights defenders and journalists and unfortunately, the mechanism hasn’t
been working in a very efficient manner and hasn’t really helped the situation
overall.”
The first two months of 2015 have already seen
marked violence and intimidation towards journalists, including kidnappings and
threats.
Reporting for Journalism in the Americas Mariana Muñoz wrote
that, “an increase in organized crime-related violence has terrorized the
Mexican border state of Tamaulipas. Conflicts between rival cartel factions in
the neighboring border cities of Reynosa and Matamoros have left dozens dead,
escalating the present danger for journalists practicing in the region.”
The newspaper El Mañana reported on a gunfight that killed nine
people. Although they did not name any cartel individuals involved, their
editor, Juárez Torres, was kidnapped and warned “We are going to
kill you.”
Torres later “fled the country, half of the
staff did not return to work the following day, and at least four
journalists at the publication immediately announced their resignation,” Muñoz reported.
El Mañana has since avoided reporting on violent
crime in Tamaulipas.
Speaking about Torres’ kidnapping and other similar incidents, San Filippo said that “when you look at the beginning of this year, it’s obviously dramatic and extremely preoccupying because we have journalists who say ‘we are not going to cover the issues of insecurity, violence and its consequences on people, or we’re actually going to leave the country to go to the United States because we feel so unsecure.”
She says that Reporters Without Borders calls
on the Mexican government to take the threats against journalists seriously and
“not try to either diminish them or try to discredit the journalists by saying
that they are actually not journalists and saying they are not related.”
San Filippo said the state should also provide
timely and effective protection to journalists and their families when the
journalists request it and importantly, must hold perpetrators of violence
against journalists accountable.
San Filippo said this was important so that
“journalists can feel secure and feel that they can carry out their job without
risking their lives or lives and physical integrity of their loved ones.”
“This is the only way that you can make sure
that you can ensure that there is no self-censorship and journalists don’t feel
that they have to go to another country to feel safe.”
Home of organized crime
According to In Sight Crime, a foundation that studies organized crime in the Americas, “Mexico
is home to the (Western) hemisphere’s largest, most sophisticated and violent
organized criminal gangs.”
“They traffic in illegal drugs, contraband,
arms and humans, and launder their proceeds through regional moneychangers,
banks and local economic projects. They have penetrated the police and
border patrols on nearly every level, in some cases starting with recruits for
these units. They play political and social roles in some areas, operating as
the de facto security forces.”
Steve Killelea, executive chair of the Institute for Economics
and Peace, wrote last year that since “the start of the calamitous
drug war in 2007” Mexico has dropped 45 places on the International Peace Index – down to 133 of 162 countries on the
most recent (2013) index.
Killelea says that although Mexico does well
in terms of development indicators such as life expectancy and youth
empowerment, its poor overall rating in peace is partly due to the consequences
of violence against journalists and poor freedom of information
viernes, 19 de junio de 2015
La soja crea coyuntura económica en Argentina(1)
La provincia de Cordoba es la mayor productora de soja en Argentina. |
La
soja, también conocida como soya, avanza sobre el campo argentino, desalojando
pequeños productores y sustituyendo ganado y otros cultivos. Una encrucijada
para un país cuya alimentación depende en 70 por ciento de la agricultura
familiar, pero que igualmente requiere las divisas procedentes del llamado “oro
verde”.
En
el 2013, las exportaciones de granos, aceites y harinas de soja generaron 23,208
millones de dólares, equivalentes a 26 por ciento de las ventas al
exterior, según la Cámara de la Industria Aceitera-Centro de Exportadores de
Cereales.
Eso convierte a la soja, de variedad
transgénica, en la principal fuente de divisas, al mismo tiempo que la cadena
productiva de la oleaginosa aporta 5.5 por ciento del producto interno bruto (PIB)
y 10 por ciento de la recaudación fiscal.
“Más allá de términos fiscales o del valor
agregado, sin duda la soja es el mayor aporte en la cadena de oleaginosas, en
las exportaciones y en el superávit de dólares que le da a la economía”, dijo el
economista Luciano Cohan.
Actualmente, “sin los dólares que provienen de
la soja, la economía del país tendría que hacer un ajuste tremendo”, añadió el
autor del libro “El aporte de la cadena de soja a la economía argentina”.
Con
31 millones de hectáreas sembradas y 20.2 de semillas genéticamente modificadas,
la soja es el principal cultivo argentino, frente a los 4.8 millones que cubría
en 1990, según la Asociación de la Cadena de la Soja.
Cohan explicó que su expansión comenzó en
1996, cuando se implantó la semilla transgénica, y se aceleró a partir del
2008, cuando los productores se abocaron a este cultivo en detrimento de otros
como trigo, tras una crisis en el área rural por un conflicto entre empresarios
del sector y el gobierno.
“Por varias razones la soja (genéticamente
modificada) puede ser vista como un cultivo menos riesgoso que otras actividades.
Por ejemplo, es mucho más barato producir soja, que maíz, carne o leche, y es
un cultivo que tiene muchos menos riesgos regulatorios”, detalló Cohan.
“La ‘sojización’ entendida como monocultivo no
es positiva. Pero si el productor no ve mejores condiciones para sembrar otros
cultivos, y por parte del Estado, la soja es la que mejor le permite recaudar,
nos encontramos en un círculo vicioso altamente peligroso para la
sustentabilidad de nuestros sistemas productivos”, alertó el académico e
ingeniero agrónomo Carlos Toledo.
Impacto agropecuario
“El crecimiento de la superficie de soja y en
general de ‘commodities (mercancías vendibles)’ transgénicos significa el
desplazamiento de producciones locales y el incremento de la cría de ganado en
‘feedlots (corrales de engorde, en inglés)’”, dijo un integrante de la
organización campesina internacional Grain, Carlos Vicente.
Como ejemplo del impacto, citó el cierre
de miles de tambos, como se llaman en el Cono Sur americano a los pequeños
establecimientos de ganadería de ordeño. “Solamente en la (oriental) provincia
de Buenos Aires se cerraron 300”, enumeró.
“Esto implica el estancamiento de la
producción y la concentración en grandes productores”, que pasan a actuar como
un oligopolio, advirtió.
Un estudio de Miguel Teubal, investigador
del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, expone otros
datos. Mientras entre 1997 y 2005, la producción de soja aumentó casi 20
millones de toneladas, la de girasol cayó dos millones y la de arroz 0.5
millones.
Solo en la central provincia de Córdoba, el
auge de la soja significó la pérdida del 17 por ciento de cabezas de
ganado. Y también disminuyó la producción de frutas y hortalizas alrededor de
las grandes ciudades, “incidiendo en el alza de los precios de productos
básicos de consumo popular, como el tomate y la papa”, ejemplifica.
A su vez concentró y encareció la tierra,
según Grain. En 2010, más de 50 por ciento del cultivo sojero estaba controlado
por tres por ciento de los productores, con más de 5,000 hectáreas.
Eso generó “un éxodo rural sin precedentes,
que para 2007 ya suponía la expulsión de más de 200,000 agricultores y
trabajadores rurales con sus familias”, sostuvo Vicente.
“La soja es importante en términos de ingresos
para planes sociales. Pero la gran paradoja es que esos planes deberán ir a
cubrir necesidades básicas de los expulsados del campo por ese modelo”,
reflexionó Toledo. “He visto el éxodo de muchos productores de la
cuenca lechera y ganadera que no necesariamente pasaron por el ‘modelo sojero’.
Se fueron a la ciudad porque sus actividades productivas eran fuertemente
deficitarias y no veían futuro para sus familias”.
Lea Soja, Página 2
La soja crea coyuntura económica en Argentina(2)
Una vez que la soja se siembra, los genes modificados se injertan en las tierras. |
Soja, Página 2
Según
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO), Argentina tiene todavía disponible para
cultivar 14.4 por ciento de su territorio, casi una hectárea por
habitante.
Por eso, para Toledo la seguridad alimentaria
y la soja “van por carriles separados”.
La cuestión es si “están brindando a los
productores, básicamente pequeños y medianos, mejores condiciones para que
diversifiquen su producción”, subrayó.
Seguridad alimentaria
Para
fortalecer el sector, el gobierno de Cristina Fernández, creó en 2008 la
ahora llamada Secretaría de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural.
El
20 de enero se promulgó además una ley, cuyo título es una declaración de
intenciones: “Reparación histórica de la agricultura familiar para la
construcción de una nueva ruralidad en Argentina”, y que la califica
de “interés público” por su contribución a la seguridad y soberanía
alimentaria.
Cifras
del gubernamental Registro Nacional de Agricultura Familiar indican
que el sector representa 20 por ciento del PIB agropecuario y de las tierras
cultivadas, 65 por ciento de los productores y 53 por ciento del empleo rural.
Además, aporta más de 70 por ciento de los alimentos consumidos en el país.
Pero 66 por ciento de estos productores viven
en pobreza, puntualiza la FAO.
Entre los objetivos de la Secretaría está el
revertir la migración a las ciudades, creando un millón de unidades
agropecuarias, que englobarían a cinco millones de personas.
“Necesitamos 50 años de un proceso de
inversión en el sector agropecuario para recuperar todo lo que se destruyó”, declaró
su titular, Emilio Pérsico.
Pero Pérsico considera que “el tema no es la
soja, es el agronegocio”.
“Los conflictos más importantes que tenemos no
son con la soja. En Santiago (del Estero) tenemos problemas con ganaderos, en
Río Negro con los productores de alfalfa, en Misiones con los exportadores de
pinos, en Mendoza con los productores de vino”, ejemplificó el funcionario,
citando diversas provincias.
Miguel
Fernández, presidente del Foro Nacional de Agricultura Familiar,
menciona otras causas del éxodo como la deforestación (parcialmente impulsada
por la soja), el cambio climático (que con inundaciones y sequías extremas
castiga a los campesinos pobres), y los meganegocios inmobiliarios, turísticos
y agropecuarios.
“Nos están achicando las posibilidades de
producir más o de ser dueños de la tierra. Nos fueron corriendo a los pequeños
los que tienen plata (dinero), como si fuéramos perros, arrinconándonos”, se
lamentó.
Para revertir el proceso, aseguró Vicente,
habrá que combatir otras cuestiones esenciales como el monopolio de las
empresas transnacionales de las semillas de los cultivos transgénicos o como
estos “desplazan y contaminan a otros cultivos”.
“Estos agroquímicos y semillas, van dejando
los suelos devastados. Nos preocupa que tengamos el suelo pero que después no
podamos producir”, concluyó Fernández
La soja en cifras
Argentina es el primer exportador mundial de aceites y de harinas de soja y el tercer exportador de grano.
Con 31 millones de hectáreas cultivadas, el país ocupa el décimo lugar en producción después de Estados Unidos (162.7 millones de hectáreas), India (157.9 millones), Rusia (121.7 millones), China (109.9 millones), Brasil (61 millones), Australia (47.1 millones), Canadá (45.1 millones), Nigeria (34 millones), y Ucrania (32.4 millones) según reportan Acsoja y la FAO.
Argentina es el primer exportador mundial de aceites y de harinas de soja y el tercer exportador de grano.
Con 31 millones de hectáreas cultivadas, el país ocupa el décimo lugar en producción después de Estados Unidos (162.7 millones de hectáreas), India (157.9 millones), Rusia (121.7 millones), China (109.9 millones), Brasil (61 millones), Australia (47.1 millones), Canadá (45.1 millones), Nigeria (34 millones), y Ucrania (32.4 millones) según reportan Acsoja y la FAO.
lunes, 15 de junio de 2015
sábado, 6 de junio de 2015
viernes, 5 de junio de 2015
Piden parar femicidios en Argentina(1)
Mujeres argentinas se manifestaron contra los femicidios que afectan a sus amigas y familias. |
Tras la multitudinaria acogida de la convocatoria a manifestarse
contra los femicidios en Argentina, sus organizadores comienzan a delinear los
pasos a fin de hacer realidad el clamor de “Ni Una Menos”, aprovechando la
fuerza de las calles para dictar agendas políticas a favor de las mujeres.
“Esta movilización tuvo propuestas concretas”,
subrayó Fabiana Túñez, una de las fundadoras de La Casa del Encuentro, que
participó en el llamado a las manifestaciones que llenaron las calles de Buenos
Aires y otras ciudades el miércoles 3 de junio en demanda de que acaben las
muertes por razones de género.
Túñez dijo que “se espera que todos los
funcionarios, funcionarias y precandidatos electorales que se sacaron la foto,
ahora recojan la fuerza del guante de la calle y la incorporen en sus agendas
políticas para profundizar el trabajo contra la violencia hacia la
mujer”.
La convocatoria a la movilización surgió
espontáneamente en las redes sociales, a partir de la consigna de “Ni Una
Menos” (ni una mujer muerta más por ser mujer), lanzada por un grupo de
periodistas, artistas y activistas.
La respuesta en Buenos Aires, frente al
Congreso legislativo, y en otras ciudades desbordó los perímetros de los
parques, de las avenidas y de las calles aledañas, bajo ese lema que consiguió,
en un país políticamente muy polarizado, unir a antagónicos sectores sociales,
partidistas, sindicales, estudiantiles, y hasta conservadores religiosos.
“Basta de femicidios”, “Dejemos de criar
princesas indefensas y machitos violentos”, “Disculpen las molestias, nos
están asesinando”, “Si nos quieres no nos pegues, no nos violes, no nos mates”,
enarbolaban algunos carteles improvisados por 200,000 manifestantes, tan solo
en la capital y según las fuentes más conservadoras. La mayoría eran mujeres,
pero también había muchos hombres y familias.
“La sociedad está harta de escuchar sobre
femicidios. Eso fue un caldo de cultivo propicio que hizo ebullición”,
reflexionó Tuñez.
En Argentina, según los casos recabados de la
prensa por su organización no gubernamental, en los últimos siete años fueron
asesinadas 1,808 mujeres por razones de género, lo que dejó además miles de
huérfanos, algunos obligados a convivir con los asesinos.
Según las cifras suministras durante la
protesta, que remarca que son parciales, en 2008 había un femicidio cada 40
horas en este país de 43 millones de personas y en 2014 se acortó a uno cada 30
horas.
Precisamente, una de las demandas es que
existan estadísticas oficiales sobre los femicidios, en otros países
denominados feminicidios. También que se garantice el acceso a la justicia, la
protección y más refugios, para las víctimas de hombres violentos.
“Pediremos reuniones con precandidatos (a las
elecciones generales de octubre) para desarrollar más líneas de propuesta y
ojalá nos escuchen, porque seguiremos diciendo, y esto lo marcó muy bien esta
manifestación, que es un tema transversal”, continuó Túñez.
“Todos los partidos tienen que incorporar en
una propuesta concreta, lo que la sociedad ya trasformó en una agenda
concreta”, planteó. El documento, leído durante las
concentraciones por artistas como la dibujante Maitena (Burundarena),
solicita“la implementación, presupuesto y un adecuado monitoreo del Plan
Nacional de Acción para la Prevención Asistencia y Erradicación de la Violencia
Contra las mujeres, que está en la Ley 26.485 de Protección Integral de
las Mujeres”, pero que no ha sido reglamentado.
Lea Femicidios, Página 2
Piden parar femicidios en Argentina(2)
Los manifestantes contra los femicidios en Argentina portaron mantas alusivas al tema. |
Femicidios, Página 2
"Pedimos que se cumplan las leyes, que no haya
jueces machistas, combatir que mi hija, por salir en minifalda, cualquiera
pueda tener derecho de tocarla o violarla”, dijo una de las manifestantes en la
capital, Soraima Torres.
“Hay que enseñar al hombre a no lastimar, a no
violar, a no golpear, a no matar, a pedir igualdad de género. Yo no soy menos
que un hombre”, continuó su hija Mariela, sosteniendo en brazos a su pequeña
niña.
Los organizadores piden también que se
garantice la educación sexual integral, impulsada por el gobierno de Cristina
Fernández, pero que todavía no fue implementado totalmente, por la presión de
grupos conservadores.
Una educación que según otra manifestante,
Evelyn Garazo, de 18 años, tiene también que cambiar el modelo de amor de las
propias mujeres.
“Amigas que tienen novios violentos verbales,
o muy controladores, que no las dejan salir con amigas. Y a ellas les parece
normal porque se los está pidiendo supuestamente el chico que la ama”, señaló Garazo.
Como dijo Maitena, los femicidios tienen
detrás parámetros culturales que “tienden a pensar a la mujer como objeto de
consumo y descarte”.
Así dijeron sentirse en las calles dos
estudiantes que por primera vez participaban de una manifestación.
“No tiene que existir violencia ni de lo más
chiquito, que te griten por la calle, hasta que te violen o maten”, dijo una de
ellas, Candela Rivero.
“Se da por hecho siempre que el hombre va a
ser superior que la mujer y que vamos a estar en ese lugar de salir a la calle
y te grite un hombre, te toquen la cola, te hagan cualquier cosa y vos te la
tenés que aguantar porque si decís algo no sabés si te va a agarrar o hacer
algo. Te tenés que callar y seguir caminando con miedo”, protestó Rivero.
También ellos
Muchos hombres que
participaron en la protesta están dispuestos a acompañarlas en esos reclamos
“Hay que exigir
cambios también desde la televisión si en serio queremos erradicar la violencia
de género. Es obscena la cantidad de publicidades que sitúan a la mujer en un
lugar de hace cinco décadas”, dijo el economista Sergio Drucaroff.
“¿Acaso creen que yo no compro jabón en polvo,
detergente o pastas? Son inadmisibles las decenas de programas que tienen
segmentos dedicados a los chistes machistas, peyorativos sobre las mujeres”,
consideró.
“Nosotros tenemos que concientizar como
hombres a todos aquellos hombres machistas, que maltratan a su mujer o que la
agreden de palabra, porque eso es golpearla también. Tenemos que demostrarles
que ser más machos no es ser violentos”, opinó el empleado público Luis
Bignone.
Muchas de las quejas fueron contra la justicia
e incluyeron a la presidenta, quien apoyó la manifestación.
“De algunos jueces mejor ni hablar: apenas
seis meses de condena para un hombre que molió a golpes en la calle a una
mujer”, sostuvo Cristina Fernández.
“No es sólo un problema judicial o policial.
Estamos ante una cultura devastadora de lo femenino”, escribió en Twitter.
Familiares de víctimas
En el “día que las
mujeres dijeron basta”, según titularon medios locales, también participaron
familiares de las víctimas.
Uno de los casos que
agitaron la protesta fue el reciente asesinato a golpes de Chiara Páez,
de 14 años y embarazada, enterrada en la casa de su novio también adolescente.
Pero ese fue apenas uno de los femicidios de
más repercusión, entre muchos otros de mujeres, la mayoría en manos de sus
parejas o exparejas.
Julia Ibarra, portaba el cartel de su hija
Tamara López, de 21 años, asesinada en El Tigre, un municipio bonaerense donde
se denunciaron varios casos de violaciones y muertes, en medio de hipótesis de
tráfico de drogas con complicidad de las autoridades, y de trata de personas.
“Tamara salió el día 15 de enero alrededor de
las 11 p.m. de casa y me dijo voy y vuelvo. Yo denuncié a quienes la tenían
aterrorizada pero apareció muerta nueve días después”, relató la madre de
Tamara. La chica era novia de un vendedor de drogas, vinculado a por lo menos
otros dos casos de muerte de mujeres.
lunes, 1 de junio de 2015
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